29 may 2012

Summits of my life (Kilian Jornet)

El amigo KILIAN JORNET ha presentado hoy su nuevo proyecto: SUMMITS OF MY LIFE.

Durará 4 años y consistirá en subir y bajar lo más rápido posible algunas de las montañas más espectaculares del mundo, aquéllas que le han marcado en su vida.

Dice que, lo importante, no será batir marcas, sino trasmitir valores, aquéllos que le transmitieron a él y que, ahora, él quiere transmitir.

Amistad:
No le ayudarán los mejores alpinistas, ni los corredores más rápidos, ni los organizadores más expertos. Recurrirá a los amigos, a los compañeros de entreno y de aventuras.

Simplicidad:
Lo hará con el mínimo material necesario, para sentirse frente a frente con la montaña, sin intermediaros.

Humildad:
Considera al hombre como parte del mundo, una parte ni más ni menos importante que otro animal, un árbol, una montaña...

Respeto por la naturaleza:
Intentará que sus pasos por la montaña no se noten, ser ecológico y económico.

Superación:
Es consciente de la dificultad del reto, pero no tiene miedo al fracaso porque sabe que éste también es parte del éxito.

Si queréis ver el trailer de presentación, aquí lo tenéis.

http://vimeo.com/summits/trailer

25 may 2012

Barefoot e insomnio

Podía haber puesto este título al post o cualquier otro del estilo "estás más tonto que alto", "¿para qué haces tú eso, animal?" o "¿y qué ganas con eso?"

En definitiva, lo que quería contar al respetable es que como ayer Luis me dejó más tirado que un bote cuando íbamos a correr esa ronda larga que él ha decidido que debemos hacer los jueves hasta que lleguen los 60 km del Baby Trail de Peñalara, se me fue la cabeza por completo y pensé, así, de momento, en el puto Barefoot, es decir, en correr descalzo (o casi).

BAREFOOT (de andar por casa)

Y es que ahora todo dios habla del barefoot running. Bien y mal. Fanáticos convencidos y detractores acérrimos.

Me vino a la cabeza lo que leí una vez en la internáis: hay gente que corre por el campo (así, como suena) con unas "HI-TEC Bahamas", lo que me sorprendió mucho porque esas mismas zapatillas-bambas-chanclasatadas las compré el verano pasado para ir fresquito y cómodo (porque bonitas, lo que se dice bonitas, no son). Son ligeras (ligerísimas), sin apeñas caída entre talón y puntera (lo que llaman "drop") de un material como el neopreno y con una suela de chicha y navo aunque con su taqueado.
 

Pues sí. Eso me puse ayer para correr un rato y experimentar. ¡Empírico que es uno!

Eran las 21:30. Solo pensé en correr lo que me pidiera el cuerpo y, como máximo, cinco kilómetros. Elegí la pista de running del parque del cementerio (la roja), al ser de un material parecido al de las pistas de atletismo y tener una longitud de casi 500 metros la vuelta.

Nada más empezar noté una sensación rara. Me veía obligado a no dar talonazos. Tenía que aterrizar con la parte delantera del pie, casi sin apoyar la parte trasera, como si corriera de puntillas.

Cuanto más tiempo pasaba más cansada notaba la musculatura (imagino que por no estar acostumbrada a ese gesto) y más difícil resultaba aterrizar con el antepie. Se empezaron a cargar las piernas, aunque no en exceso.

Llegué al kilómetro cuatro y paré porque notaba tensión en el pie, gemelos, sóleo, tibiales... De rodillas para arriba no notaba nada extraño, ni molestias, ni nada.

Así que, con un regustillo que ni fu ni fa, volví a casa, me duché (este mes toca, aunque no me haya ensuciado), vi un poco Gran Hermano (sí, ¿qué pasa? me gusta Gran Hermano) y a las 12 me metí en el sobre. Normalmente espero hasta que acabe, pero ayer no quise quedarme hasta las dos menos cuarto.

INSOMNIO (o sarna con gusto no pica)

Mi despertador sonaría a las 5:15 de la mañana. Había quedado con Nano para correr un rato con él, si es que a esa hora estaban las calles puestas.

A las 5:45 acudíamos Nano y César (los gemelos rubios de toda la vida, bueno de hace 40 tacos), Juan Carlos (el ATS más atractivo de este lado del Guadiana, según dicen) y yo (que al lado de ellos parezco el que lleva la furgoneta para darles apoyo logístico)

Empezamos a darle a las canillas cuando aún era de noche, nos dirigimos a La Atalaya, subidita de rampa hasta la circunvalación, camino rodeando el parque, subida por la senda que me enseñó Ramón hasta la curva del repetidor, subida al repetidor, bajada al kiosco, subida otra vez a la curva y camino de vuelta a Ciudad Real. Al final, unos 14 kilómetros y algo menos de hora y cuarto, corriendo y de charleta entre amigos de hace muchos, muchísimos años.

Un verdadero placer amanecer a la carrera con estos monstruos. Me lo he pasado muy bien, tanto que tendré que repetir (¡Qué se aguanten! por haberme invitado)

Lo malo es que debe ser que lo del puto barefoot de ayer me ha cargado más de la cuenta y ahora, cuando me levanto después de no moverme en un rato, parezco robocop.

Si se lo cuento a Dioni, sin duda, me dirá ¿y qué ganas con eso?

22 may 2012

Entre amigos

La mayoría de las veces, tras un buen rato de carrera, uno queda satisfecho.

La distancia. El tiempo. La sensaciones. Comprobar que tu cuerpo responde. El paisaje...

Esta vez, se juntó todo eso y los amigos.

Teníamos ganas de que vinieran con nosotros para corretear un rato de la forma que solemos hacerlo, por el campo, sin mayores pretensiones.

Es cierto que ellos no están acostumbrados, que cuando les da por correr lo hacen por asfalto, aceras, parques o, como mucho, una vía verde infectada de gente, bicicletas, paseantes y paseantas, sin cuestas, sin piedras, sin ramas, sin más.

Queríamos mostrarles el campo corriendo por él

Por eso quedamos en La Atalaya, para hacer una salida corta en varios bucles asequibles para todos. Carrerismo campestre a demanda. Subir, bajar, resoplar, tropezar, gruñir, reir... por sendas que solo se ven si te llevan, por caminos cercanos y, a la vez, desconocidos . Todo en pequeñas dosis. No queríamos sufrimiento, sino disfrute. Del barato, pero del bueno.

Carlos gruñó, pero sacaba pecho en las subidas.

Antonio cayó, pero seguía siendo el más elegante.

Santi aguantó regulando, sin darse cuenta de que le estaba picando el gusanillo de CxC.

Tori tuvo que llegar para animar el cotarro al final (en bici y para las cañas). Tori en estado puro.

Luis, Jorge y yo corrimos como siempre, pero más contentos por hacerlo con amigos.

Y, para finalizar, llegó Carloja para hidratarnos con unas rondas de cerveza de la terraza Hierbabuena, contribuyendo a que nos quedara un mejor sabor de boca...

Habrá que repetirlo con el Líder y con algún otro que últimamente se hace el remolón ...



17 may 2012

Las batallitas deI TRAIL BATALLA DE ALARCOS

Antes de empezar, con la ropa limpica.

Dicen que para gustos, los colores y si lo traducimos al idioma corricampestre, podríamos decir que para sendas, las de cada uno.

Influyen muchos factores, muchas circunstancias, el estado físico, el de ánimo, los compañeros, el momento de salir, el de llegar, el cómo, el porqué.

Por eso, esta vez, a pesar de que esto no parezca un post, sino un testamento, os hacemos llegar distintas visiones del  “I TRAIL BATALLA DE ALARCOS 50 km”. Será porque nos ha llegado dentro. Será porque en Ciudad Real no hay carreras de ni por montaña. Será porque Iván nos ha contagiado su ilusión. Será porque hemos visto cómo algunos han descubierto el correr por el campo de esta manera. Será, será, será…

LUIS: El placer de ser el último

Un par de días antes del trail leí un post del líder en el que encontré la siguiente frase: "En pocos lugares nos dejan márgenes para anteponer las sensaciones a los méritos". A continuación y por ese orden hice las tres cosas siguientes: pensé "¡coño, trae doctrina!", me acordé de mi padre por utilizar esta expresión, que tanto le gusta, y decidí que mi trail Batalla de Alarcos iba a ser uno de ellos. Una vez que había elegido qué iban a ser para mí la mañana del sábado y los cincuenta km proyectados le puse un mensaje a Quique: "estoy muy enchufado".


Al llegar a Poblete, donde esperaba ya Jorge, nos encantaron los regalos que había preparado Iván. La verdad es que su ilusión era la nuestra. Y además había bastante gente preparada para empezar, todos ellos vestidos de corricampestres. Desde el comienzo me di cuenta de que no iba bien. Lo achaqué a que la semana anterior había tenido mucho trabajo y no pude llegar descansado, conclusión a la que se llega sin dificultad aplicando el (dudoso) criterio de Quique: no pasa nada porque la noche de antes te bajes cuatro cubalibres pero lo de dormir poco es malísimo. Aún así llegué al km 20 más o menos bien. Desde el 20 hasta el 27 ya me costó más y me quedaba descolgado. Iván y sus paquetes (c. p.), que se paraban a recoger las cintas de balizar el recorrido, corrían por delante de mi y yo me iba descolgando poco a poco con la mala sensación que produce saber que te están esperando y que no van a su propio ritmo por no dejarte atrás. Me consta que a Iván le apetecía más que todos llegáramos bien que ir él más o menos rápido, pero aún así la de saber que estás retrasando a los de delante no es una buena sensación. En esas condiciones, ser el último no es agradable.

los bichillos blancos del final son los de CxC
Cerca del km 27 Jorge ya no pudo con su cintilla y se volvió en un coche, con sensaciones encontradas. Los demás pudimos parar a reponer fuerzas y a partir de ese momento la cosa cambió para mí. No sólo por haberme hidratado y haber comido algo, sino porque le dije al resto que yo iba a acortar el recorrido para hacer al final cuarenta y pocos, de forma que lo mejor era que siguieran sin esperarme. Así lo hicieron Iván y su mujer, alguno de sus amigos de Madrid y el propio Quique. Mi planteamiento era ver qué tal a partir del km 30 y aguantar lo que pudiera y, sobre todo, como pudiera. Sin embargo, desde el momento en que comencé a cochinear me di cuenta de que iba a aguantar bien la distancia con tan solo poder ir a mi ritmo y con ese convencimiento empecé a disfrutar del campo para mí sólo, del paisaje fugaz que tenemos en el centro durante unas pocas semanas al año, con la llanura verde (¡verde!) plagada de flores (¡de flores!) y el cielo lleno de pájaros a los que no les importa que andes por ahí; las primeras cigüeñas; el río todavía con agua. En fin, que pensé que ir el último podía ser un verdadero placer. Pero el último de verdad: sin los amigos esperándote por delante y sin los corredores escoba por detrás. Sin nada, el campo y uno mismo.

Al final me costó más de lo que creía. A partir del km. 36 los metros no pasaban en el reloj, las piernas comenzaban a doler en varios puntos a la vez y los cerca de 40º impedían cualquier optimismo. Pese a todo logré llegar de cualquier manera haciendo exactamente 41 km: me quedé a muy poco de llegar a la distancia mítica. Estuve a punto de prolongar el trayecto para alcanzarla y en ese momento tuve la sensación de que si quería podría terminarla y conseguir un reto nuevo. Pero no me dio la gana porque había decidido que esa mañana iba a ser más de sensaciones que de méritos. Y de las primeras ya había tenido muchas y muy buenas.  

QUIQUE: Regalando kilómetros

Eran casi las 8 de la mañana cuando llegamos al parque del Pilar de Poblete. Aquello parecía una auténtica fiesta del trail. Todos disfrazados de carreristas campestres, gente ajustándose las mochilas, los hercúleos de los Quijotes Transalpinos, las chicas (y el chico) de los Fondistas de Miguelturra, corredores madrileños de pro, gente de peso… elevado (me refiero a los de CorriendoporelCampo), maratonianos capitalinos, alguno del Corricollano, biciclistas de apoyo (moral y del otro)…

Entre todos destacaba uno, era IVÁN que, al más puro estilo POLETTI de Alarcos, repartía dorsales confeccionados artesanalmente (no digo cómo para evitar acciones penales…) y camisetas "no-técnicas" con un más que bonito logo. Y recalco lo de "no-técnica" porque se agradece. Ya no sabemos dónde guardarlas (y si no, preguntad a nuestras contrarias, que están pensando en montar un mercadillo para aliviar la crisis y, de paso, el armario)

El propio Iván convertido en ¿modelo?
Empezamos a correr por dónde muchas veces lo hacemos. Salíamos del parque del Pilar en dirección a la ermita de Alarcos. Una vez arriba, seguimos la ruta del Quijote por la senda que desemboca justo al lado del puente sobre el Guadiana (el puente de Alarcos). Ritmo muy tranquilo y grupo unido. A pesar de ello, ya se intuían los nervios de los pura sangre pidiendo guerra. Éramos 25, cada uno de su padre y de su madre, con distintas capacidades y mentalidades, pero nos habíamos juntado para correr, trotar, andar y disfrutar por el campo.

Después de cruzar el puente, “abrimos” la escondida puerta de una vía pecuaria que nos llevaría por onduladas lomas hasta la laguna de la Posadilla. Risas, conversaciones, chascarrillos, trote relajado y día espléndido.

Casi llegando a la laguna, Paco (un tipo de Madrid, amigo de Iván y con cara de buena gente) había perdido el móvil. Como íbamos al final, los demás no se habían enterado. Mientras Ani e Iván corrían para avisarles, Paco y yo volvíamos sobre nuestros propios pasos haciendo oído para escuchar la llamada que hacíamos al extraviado móvil para tratar de localizarlo. ¡Bingo! Allí estaba, entre la hierba, tan a gustito… A solo unos pocos metros. Menos mal. Sin duda, era un día de suerte.

Los demás nos esperaban en la laguna, para hacernos la foto de grupo.

Desde allí, bajamos hasta cruzar la carretera que une Alcolea con Corral, subimos hasta un repetidor, volvimos a bajar suavemente y comenzamos el ascenso al volcán de Peñarrolla. Durante ese tramo, CxC y Fondistas de Miguelturra corrían juntos y se conocían. ¡Qué majos! ¡Qué bien! ¡Chicas corriendo por el campo! ¡Qué majas! Y qué bien corrían… (Estamos rumiando desde entonces una estrategia para convencer a las féminas para que formen parte de CxC; con permiso de los Fondistas, claro, y si la ficha no es muy abultada)

Al llegar a lo alto del volcán tendríamos que bajar hasta la laguna del mismo nombre por una senda espectacular con las jaras en completa floración (si es que se dice así). La senda preciosa, la compañía inmejorable. El calor todavía nos daba tregua…


Ya en lo que queda de la laguna (el sitio), cogimos el camino de la ruta del Quijote y, sorpresa, al llegar al otro “borde” del volcán, comenzaríamos a bajar hasta el Guadiana por una senda preciosa que CxC no conocía (con la manía que tenemos de correr a tronchamonte nos perdemos algunas sendas oficiales preciosas).

En un periquete estábamos abajo, llegamos al puente de las ovejas, nos hicimos una foto y seguimos. Pronto estaríamos en el punto intermedio de la ruta y no me había enterado. Es lo que tiene ir disfrutando.

En el puente de las ovejas

Poco después Jorge se paraba para cagarse en su cintillailiotibialdeloscojones dando por terminada su carrera. Esta vez no se hizo el loco, fue sensato y no forzó la máquina, lo que, al final, no sirve de nada, salvo para lesionar más y peor. Una pena, pero nosotros (Luis y yo) seguiríamos… Así es la guerra…

En un momento llegaríamos a un oasis. Iván había dejado un coche bajo unos árboles. El maletero estaba repleto de naranjas, agua, gominolas, bebida isotónica, que se unía a nuestro jamón, barritas… Allí se despedían dos de los madrileños y Luis nos avisaba de que no nos preocupáramos porque él iría a su ritmo para acortar los últimos kilómetros. Luis es así. Si se le mete en la cabeza que tiene que ir solo, irá solo. Si te quedas a su lado, reduce el ritmo para dejarte ir y si nota que tú también lo reduces, él es capaz de hacerse el muerto para que vayas a buscar ayuda, aprovechar y largarse para no verlo más.

Después de aquello, empezaba mi parte mala de la carrera. Empezaba a tener un calor insoportable. No sé qué temperatura habría, pero yo creía que me estaba derritiendo. Corría al lado del río y de otro madrileño (Juan Isidro) que me ayudaba a llevar el ritmo. De vez en cuando teníamos que parar a andar y, cuando parábamos, nos subía el calor a la cara de forma preocupante (¿nos daría un golpe de calor?). Nos equivocamos de camino y en vez de subir un cerro, lo rodeamos (lo cual no nos vino mal). Después se nos unió Miguel (de los Fondistas) y, estando los tres, yo me fui retrasando para dejar que se fueran porque notaba que ellos iban mejor que yo.


En ese momento fue cuando empezaba la carrera de verdad, lo malo, el reto, lo difícil: correr solo por caminos resecos y bajo un calor sofocante (hasta Moi que iba en la bici me dijo que él se marchaba hacia el pueblo por el camino más corto, que estaba “recocío”). Las rectas eran interminables. El calor iba en aumento y el hecho de no conocer esos caminos unido a que esta vez no llevaba GPS, me jugaba malas pasadas: cuando creía que estaba llegando, cuando creía que me acercaba, el camino giraba y me alejaba más y más. Rondaba las 6 horas cuando llamé por teléfono para decir: No sé dónde coño estoy, ni quiero saberlo. Lo único que quiero es llegar. Iván (que ya había llegado al pueblo en coche y recortando) me respondía que solo me faltaban 3 kilómetros.


¡Solo TRES kilómetros! ¡Los regalo a quién los quiera! No iba a correr un metro más. Seguí andando entre encinas que proyectaban su sombra fuera del camino (¡qué cabronas!) hasta que a los pocos minutos vi aparecer el coche de Luis.

Al final, 6:15 horas de sol en el cuerpo, 46 km en las piernas y un buen puñado de gente en el bolsillo, gente que disfruta sufriendo como yo, corriendo por el campo. Solo queda eso, lo bueno. Eso y la cerveza fresquita que me ofrecía Iván nada más llegar al parque de nuevo. ¡Menudo tío! Lo tenía todo controlado, pensado y estudiado ¡Qué tipo más grande! ¡Y qué pequeño es el mundo que te permite encontrar a gente así!

JORGE: No hay mal que por bien no venga, guerra que cien años dure, ni cuerpa que lo soporte
(trad: ¡cagüenlacintillailiotibialdeloscojonescopónya!)

Amanece un 12 de mayo en la residencia Ureña-Ramos. Al albor de un nuevo día me entrego a las pertiencias matutinas. Ora me unto los adentros con restos de macarrones, yogures, cafés y viandas varias, charcuterías, chucherías, lacteos, casquería, pastas, arroces, cordero (bueno no, cordero no)..., ora me unjo las afueras con antiinflamatorios, cremas de calentar la chicha atlética, vaselinas y parasoles de untar. 

Paseo hasta el parque de donde sale la extraordinaria excursión correcampestre pizpireto y resuelto, con una luz en la mirada que riáse usted de otras luces.


Atlétas hercúleos me esperan, patas lustrosas, gemelos reventones, cuadriceps mastodónticos, ¡oh el deporte, cincelador de formas caprichoso!... y las cuerpas de los aguerridos mozalbetes de CorriendoporelCampo, esos fenomenales cachos de carne.


A correr. Ruta de los cojones del moro, Alarcos, valla que me salto, cerro que me subo, mayor florido, pero florido de cojones, terraplen por el que no me caigo, conversaciones, ¡cómostálcampo!, chascarrillos atléticos, ¿qué tal te van esas zapas?... 20 kilómetros. 


¿Oiga que tal de lo suyo? ¿La rodilla? Coño la rodilla bien, gracias. 


Y desde ahí, desde el Puente de las Ovejas, hasta el kilómetros 25, un puto penar. Ya ni campo, ni florido, ni amistad, ni mindas en vinagre, solo dolor de la cintilla iliotibial.


Entonces escuché una voz: "¡Tente ahí! ¡Quieto! ¡No sigas! Piensa en el futuro, piensa en Peñalara, piensa en los niños". 


¡Caramba, una voz! Le hago caso en esta ocasión o hago como cuando me dijo que cinco anises ya eran suficientes, que periodismo no es una carrera seria o que dónde iba yo con el Quique y el Luis que aquello no era buena idea... Le hice caso, por una vez y sin que sirva de precedente. Petate y al coche de las mozas del Fondistas de Miguelturra. Coche escoba y para casa.


Gracias mil al Iván que es un fiera (y me debe media camiseta) y a todos los correcampistas que nos dimos cita en una hermosa mañana.

PD: ¡Cabrones anda que habeis esperado a mi trozo!

15 may 2012

Suunto AMBIT


Los de SUUNTO quieren dar un puñetazo encima de la mesa de los relojes deportivos con GPS, con la intención -creemos- de echarle el guante a otras marcas punteras como GARMIN o POLAR, marcar diferencias y convencer al público en general de que su producto estrella – el SUUNTO AMBIT – supera con creces a los de sus competidores. Para ello, no han dudado en echar mano de estrellas de la talla de KILIAN JORNET, MIREIA MIRÓ, IKER CARRERA o MIGUEL HERAS para desarrollar y promocionar el producto.
Dicen que es el “primer GPS completo” no solo para carreristas de todo tipo, sino para "exploradores" en general; el referente de los dispositivos de muñeca para los deportistas outdoor, ahora tan de moda. Al parecer, menos piernas de recambio y corazones de bajo consumo, te lo proporciona todo: altitud, posición, velocidad, frecuencia cardíaca, condiciones climatológicas...
Pero los de SUUNTO no se han quedado ahí, quieren que su producto sea testado por deportistas populares. Para ello, han elegido a seis “conejillos-deportistas de indias” de la península (España y Portugal) para que puedan experimentar en sus propias carnes, almas y entretelas de corredores, triatletas, ultrafondistas, ciclistas y demás fauna atlética, cómo se comporta el tecnológico cacharro.
Sí, solo SEIS.
Cinco que realmente lo merecen y CORRIENDOPORELCAMPO.
Imaginamos que hemos sido elegidos para demostrar que hasta nosotros seremos capaces de manejar este invento que, sin decirle nada, sin llevarlo a Salamanca y, sobre todo, sin que le influya la prima de riesgo, es capaz de decirte cuándo, cómo y dónde  estás moviendo el esqueleto, si vas más deprisa o más despacio y si lo que haces le conviene a tu cuerpo serrano o no; incluso te dice si va a llover y dónde está el norte. Vamos, que es como una madre, pero en versión reloj.
Lo tendremos en la muñeca a mediados de junio más o menos. Y nos lo dejan con la única condición de que, después de probarlo, digamos sinceramente qué nos parece.
Y como los de SUUNTO (de momento) son simpáticos, nos han dicho que el reloj objeto de prueba será finalmente sorteado entre todos los comentaristas de los críticos post de los seis "probadores" elegidos. Ya os diremos cómo tenéis que hacerlo.
De momento os dejamos los enlaces de los otros cinco elegidos para que vayáis echando un vistazo a los resultados de las pruebas que vayan realizándose a partir del 18 de mayo.

También os dejamos el enlace del SUUNTO AMBIT para que se os salte la hiel de envidia, porque aunque de momento no sabemos más, el cacharro tiene muy buena pinta. Ya os contaremos si es oro todo lo que reluce... o no.

8 may 2012

Preparando las armas para la BATALLA DE ALARCOS


Será este SÁBADO, 12 DE MAYO DE 2012.

Saldremos del PARQUE DE "EL PILAR" DE POBLETE (A 8 km. de Ciudad Real) a las 8:00 HORAS y regresaremos (cuando sea menester) al mismo sitio.

El amigo IVAN PALERO será el que comande los ejercitos de corredores, sin importarle si somos moros o cristianos. Será el comandante del evento, pero no de la batalla, porque esta vez se librará tantas veces y de tantas formas como participantes haya en la misma.

No se trata de una "carrera natural" al uso. De hecho no habrá solo un ganador, sino tantos como participantes.

No habrá dorsales. Ni falta que hace.

Solo habrá un circuito ideado por Iván, de unos 50 kilómetros, que discurre por el Maar Volcánico de Calatrava, pasando por los Volcanes de la Posadilla y Peñarroya, por Alcolea, por la Hoya del Mortero, paisaje que atraviesa el río Guadiana de Este a Oeste. En definitiva, correremos por esos campos por los que pasaron hace una pila de años aquellos que se dejaron la vida (y otras cosas) en la "olvidada" Batalla de Alarcos (es lo que tiene que la derrota cayese del lado del ejercito cristiano) 

Nos dice Iván que no habrá arcos de salida, ni jueces que revisen material obligatorio, ni fuegos artificiales con la llegada de los primeros, tampoco avituallamientos de la organización puesto que ésta, en sí, no existe. Todo será fruto de la amistad. Servirá para dar a conocer los caminos por los que entrenamos a diario, de donde muchas veces nacen gran parte de nuestras ilusiones en esto del correr.

El ritmo será el de "certitrote" (o "trote cochinero"), también conocido por "sivasmásdespacionotemueves", para que todos puedan apuntarse.

Si queréis SABER MÁS de la prueba, PINCHAD AQUÍ

Si queréis ver el RECORRIDO en WIKILOC, PINCHAD AQUÍ

Si queréis DISFRUTAR DE LO LINDO echando un pie detrás de otro, NO HACE FALTA QUE PINCHÉIS EN NINGÚN SITIO. Ya sabéis dónde y cuándo empezaremos el sarao.

4 may 2012

De Fuente el Fresno hacia Villarrubia de los Ojos

¿Qué podíamos hacer un 1 de mayo Luis y yo?

Pues eso, despotricar de la reforma laboral, de la posible ineficacia de las medidas adoptadas por el gobierno, de las teorías que mantienen que la rigidez del mercado laboral es la que determina que en epocas boyantes la tasa de paro en España sea superior a la del resto de Europa o de aquellas otras que mantienen que nuestro ordenamiento constitucional establece un sistema de relaciones laborales que debe proteger el empleo, impidiendo que se sacrifique el existente por uno futuro e incierto.

¿Mamarrachadas? ¡Sin duda!

En nuestro descargo diré que solo hablamos de esto durante el camino que separa Ciudad Real de Fuente el Fresno. Aún así, nos dio tiempo para poner a los políticos (a los de ahora y a los de antes) como hoja de perejil...

Fue llegar a Fuente el Fresno y, por arte de birlibirloque, dejar de ser dos rancios leguleyos para convertirnos en alegres y ufanos corricamperos con el único objetivo de disfrutar del entorno, de la carrera y de la compañía. Y, por cierto, ¡qué bonito estaba el campo!

 

Comenzamos a correr justo al final del pueblo, por la última calle a la izquierda que sale de la carretera que une Fuente el Fresno con Villarrubia de los Ojos. Nada más empezar, comenzamos a ascender por un camino liso como la palma de la mano. Pasamos por delante de una explotación ganadera y, a los pocos metros el camino comienza a difuminarse para convertirse en senda, una senda preciosa que discurre a media falda y que es absolutamente corrible mientras asciendes poco a poco, viendo a tu derecha la llanura manchega. A partir del kilómetro 1 la senda avanza con ligeras subidas y bajadas casi imperceptibles. En el kilómetro 1,5 se atraviesa un cortafuegos (que terminamos subiendo a la vuelta).
Este es el cortafuegos que se cruza sobre el km 1,5
Luis mirando hacia la llanura desde el pie del cortafuegos (km 1,5) 
Se sigue ascendiendo poco a poco (ni te enteras) hasta el km 3,2 y desde ahí, se baja suavemente hacia un precioso valle.
Bajando al valle
Una vez abajo, se gira a la derecha, se corre al lado de un olivar y, al llegar a un cruce de caminos, se gira a la izquierda por otro camino liso y en perfecto estado hasta llegar al km. 4,8. En ese momento te encuentras con la puerta de un fincón, de esos que imponen, pero solo unos metros antes, a la derecha, se ve una senda que comienza justo allí y se dirige, al lado de la valla de la finca entre jaras (ahora en flor), hacia el santuario de la Virgen de la Sierra.

La senda discurre al lado de la valla,
pero ésta no se ve (por suerte) por la vegetación
Esa parte estaba preciosa. Tanto que Luis se emocionó y tuvo que parar a disfrutar de las flores (siempre hay tiempo para el romanticismo en este club) La senda tiene dos pequeños ascensos y descensos muy corribles. Nos cruzamos con unos ciclistas y, después de un poco tiempo, antes de llegar al km. 7 volvimos a salir al camino que llega en menos de 600 metros al santuario de la Virgen de la Sierra.
CxC en versión romántica
Allí nos tomamos unos sandwiches de salami y queso y de paté y queso que nos supieron a gloria. No los necesitábamos, pero no somos capaces de salir a correr por el campo y no comer. Ése va a ser el secreto de nuestro éxito...

Pasamos a echar un vistazo al Santuario con ánimo de curiosidad, que no de recogimiento. No sabemos cuándo, pero aquéllo tenía pinta de fiesta, porque estaba lleno de banderines típicos de romeria de por estos lares.

CxC en versión monacal

CxC en versión segurata
Desde el santuario sale un camino muy "apañao" hacia Villarrubia de los Ojos, perfectamente marcado al coincidir con la Ruta del Quijote. Nosotros solo corrimos otros tres kilómetros para llegar a diez, dar la vuelta y hacer en total veinte.

De vuelta al santuario de la Virgen de la Sierra (ruta del Quijote)
Por tanto, el camino de vuelta fue en la misma dirección pero en sentido contrario. Lo mismo, pero al revés, diréis. Sí y no. Si el camino es ancho y abierto puede ser, pero cuando la senda es estrecha, con mucha vegetación, sube, baja y serpentea, la vuelta parece completamente distinta. Donde no apreciabas piedras al subir, surgen al bajar, cuando pensabas que subías más, bajas menos... Las cosas del campo, que tienen su aquél...
saliendo de la senda pegada a la valla
Subiendo desde el vallecillo
Rodeamos nuevamente los olivos, subimos desde el verde valle y corrimos por la primera senda hasta llegar al cortafuegos que habíamos cruzado al principio.

Justo allí, al llegar al cortafuegos, Luis tuvo que pronunciar las palabras mágicas masculinas por excelencia: "¡No hay huevos!" - dijo. El antídoto del miedo, de la pereza, del desánimo del hombre. ¿Que no había huevos? No nos quedó más remedio que subir. Andando, pero a buen ritmo. Son apenas 150 metros de desnivel, pero la cosa a mitad de camino se empina (con perdón) y se convierte en pared, terminando en roca que hay que subir sorteando (casi escalando) para llegar a la cima.
Justo donde señala el dedico de Luis empieza lo malo
El pobre Luis subía tan "conectado" que se olvidó de respirar (o algo así) y se desfondó. Paramos un momento, se tomó una barrita, unas gominolas, se recuperó y, por fin, llegamos arriba.
Desde el principo de las rocas viendo lo que ya habíamos subido
Desde arriba las vistas eran impresionantes. Si se mira a la llanura (hacia el Sur) puedes ver las Tablas de Daimiel (en la foto de arriba en la parte superior izquierda). Si se mira hacia el Oeste se ve Fuente el Fresno y una pequeña cadena de cerretes que no se aprecian desde abajo.
Detrás, Fuente el Fresno. Delante, el ganso de Luis
Por cierto, allí nos encontramos la cruz de la muestra. No podía ser más grande... Lo que es el sacrificio... ¿Quién la subiría allí?
La gran cruz y el pequeño Luis
Ya solo quedaba bajar por el otro lado. Y bajamos y bajamos, hasta que Luis, como si le hubieran dado un tiro, cayo delante de mí de mala manera. No se si se tropezó con algo, si le falló algún pie, la conexión vista-marcha o la junta de la culata, pero se dio un trompazo (que diría mi hija) de aupa.

No quiero contar qué pasó (porque me da la risa y por respeto al accidentado). Solo diré que me prohibió hablar mientras se retorcía de dolor. Solo decía "¡cállate, joder, cállate!. Debe ser que mi voz producía mayor dolor que el que sentía en la rodilla izquierda, parte del cuerpo que se agarraba sin parar de decirme que me callara. También diré que, en ocasiones, su gesto se tornaba tranquilo y despreocupado, para después, volver a hacer muecas de dolor, indignación y rabia a partes iguales. También diré que blasfemó y que me trató mal regular. Lo entiendo, yo no podía parar de reirme. Sería la risa floja fruto del nerviosismo que me entró al oirle decir: "tendrás que ayudarme a bajar" (pensé que tendría que cargar con él). Al final, cuando dejó de blasfemar y quejarse echó a correr como si tal cosa (las cosas de Luis y su principio de trastorno bipolar). Atravesamos una pedriza y cogimos un sendero lleno de hierba fresca y verde que hizo las delicias de nuestras articulaciones hasta llegar al pueblo.



Al final, 20 km preciosos, unos 600 metros de desnivel positivo que pasaron sin sentir (salvo los 150 metros del cortafuegos) y algo más de dos horitas netas corriendo por el campo sin que todo aquello nos costase ningún TRABAJO,  a pesar de ser DÍA 1 DE MAYO.

RUTA EN WIKILOC: PINCHA AQUÍ