11 jun 2014

QUIXOTE LEGEND: Divagaciones prescindibles previas del Lidl



Con ánimos y objetivos dispares se dirigieron tres miembros (c.p.) del trashumante CxC a Alcaraz, tierras manchegas limítrofes, de poca llanura y de castillos derrengados. De tan poco llano eran, que al divisarse de camino y a lo lejos siluetas tocando las nubes, Sancho Ureña exclamaba -no sin sorna- nostálgico ya de sus Castillejos, “y tó eso habrá que subirlo, y mira que nubarrones se ciernen”, dejando escapar una sonrisa nerviosa a modo de augurio fatal.
Matrimonio mal avenido delante con el niño detrás
Las nubes hicieron un guiño a nuestro vehículo, que para darle emoción al asunto, por fiarnos de gepeéses y no del vuelo de los golondrinos, cogimos una carretera secundaria de entre las secundarias, de esas de anuncio de BMW y de "no lo hagan ustedes en casa". A Miguel, el elegante hidalgo, no se le movió ni un pelo del flequillo mientras derrapaba en las curvas, y yo (según crónicasestrafalarias, el portador del anillo) miraba las montañas ensimismado, pensando en mi responsabilidad como Lidl y en mi precario entrenamiento.

La preparación y metas de cada uno eran muy dispares. Uno afinando para el UTMB, responsabilizado en exceso; otro enjuto y requeteentrenado para esta prueba, emocionado y feliz; otro… Otro preocupado, pensando en disfrutar del entorno, con paciencia y quién sabe qué y renegando de tener que ser leyenda de nada en caso hipotético de acabar. Así somos.

Por no pecar de cansino, no ahondaré en la unión de hecho de los palabros “quixote” y “legend”, que cuando menos es meritoria de una tesis de eclecticismo surrealista avanzado. Tampoco comentaré el gusto de elegir como lugar del “briefing trénico” una iglesia. Sí, con sus Santos y todo. El altar a modo de escenario y los runners del coro esperando ser sacrificados, mientras potentes altavoces reproducían el sonido del video promocional: Una voz carnívora de ultratumba que nos impelaba a ser leyenda.
Formales CxC´s esperando al "briefing trénico"
Efectivamente, todo eso acojonaba, pero más aún los compañeros de inscripción. Jorge y yo les medíamos con la mirada y dudábamos de poder acabar delante de alguno de ellos, y me dije, porque a veces me digo cosas, que tenía que estudiar en la tienda los tiempos de corte que ya verás tú que no paso ni uno. Por su parte, Miguel era feliz, ¡qué envidia! Disfrutaba de cada segundo y conseguía por doquier de todo: amigos portugueses, queso y chorizo portugués, pan portugués, información de carreras portuguesas, fotos con ultrarunners famosos de nacionalidad portuguesa… ¿Por qué le gustará a este hombre tanto Portugal?
Miguel con Carlos Sa, famoso corredor de montaña portugués
Jorge y yo calmamos los nervios ensilando un botellín de un trago y unos pinchos de morcilla con pisto rodeados de camisetas y chalecos del UTMB, del TOR, del Marathon des Sables, de la Mayor Bestialidad Cósmica, etc.
Dos Tarahumaras entre tres "tarashumanas"
El estado de ánimo se veía en las fotos, somos muy malos actores.

Pasada una semana sigo con las defensas bajas y sin ganas de correr, ni de escribir de correr. Mañana más.

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