21 jul 2014

Peñalara 2014. TP80

 
Han pasado ya tres semanas desde que corrimos el TP80, demasiado tiempo para hacer aquí una crónica o algo parecido. Tampoco es mala cosa porque normalmente suelen ser bastante soporíferas. Así que me voy a limitar a poner algunas fotos y a decir un par de cosas sobre la carrera.
 
Lo mejor del fin de semana fue, sin duda, coincidir con nuestro amigo Ricardo para correr juntos el TP80, una distancia que ni habíamos soñado alcanzar hace aproximadamente un año, cuando hicimos con Jorge la MiM en Castellón. Además de para otras muchas cosas, las carreras sirven para volver a reunir a los amigos.

Pues eso

Antes de echarnos al monte
Del trazado de la carrera ya conocía la parte que es común con el GTP y con el antiguo TP60, que es una maravilla, sobre todo para los que venimos del llano. La parte nueva, Miraflores-La Najarra-Morcuera-Rascafría, es también muy bonita. Sobre todo la subida a La Najarra y la cuerda hasta llegar a La Morcuera. La bajada pistera desde ahí a Rascafría, muy poco después de comenzar, es, la verdad, un poco rara, y sólo se entiende porque al parecer no lograron permisos para hacer otro trazado.
 
Caballitos bajando a Rascafría
Ya voy más cansado que un perro

Cresta de Claveles

Laguna de los Pájaros y Pájaro Lagunero
 
Una cosa que salió bien fue la adaptación a la lluvia y al frio. Mientras subía a la Fuenfría se me hizo de noche, empezó a llover y las temperaturas bajaron mucho. Pero mucho. En ese momento se me pasaron para siempre las ganas de quejarme por las listas de material obligatorio. Menos mal que esta es una carrera seria y que yo también me lo tomé así: si en lugar del chubasquero bueno llego a tener el poncho de coña de la tienda de abajo (como los dos años anteriores) me hubiera tenido que retirar…de haber logrado terminar el camino Schmidt con la camiseta empapada. A partir de ahora nada de bromas con esto. Ni que decir tiene que me acordé de mis compañeros UTMBitas.

Helechos junto al Eresma

Aquí, justo antes de pasar más frio que en Ávila

Con mi pacer.
Hasta La Granja hice la carrera con Ricardo. A partir de allí seguí solo y las sensaciones de los últimos 30 no pudieron ser mejores. Troté todo lo que era posible correr y adelanté a decenas de corredores (TP80 y GTP). Adelantar no es el objetivo de una carrera en la que lo único que yo puedo pedir es llegar a meta, pero ver cómo te vas acercando a gente para terminar superándoles te llena de fuerza. No todo fue bueno: en Claveles me volví a sentir inseguro, bajando Peñalara el cansancio me la jugó impidiéndome apreciar bien la hora (por dos veces me equivoqué mirando el reloj y eso hizo que me equivocara con el tiempo de corte), bajando a La Granja me perdí dos veces en un kilómetro, etc. Pero el resultado final no pudo ser mejor. Llegué a meta corriendo los últimos 5 kms, con sensación de poder seguir trotando algunos más, después de haberme enfrentado de noche, lloviendo y sólo a un bosque de los de pasar miedo y a la bajada del emburriadero. Pues eso, que estoy más fuerte que el vinagre y hasta me han sacado en el video del GTP, será para hacer contraste con los cuerpos atléticos.
 
 
19 horacas de bestia

2 jul 2014

Jesús Carrasco, Intemperie, Seix Barral


Querido ultrarunner,
No seas animal y coge un libro. No todo va a ser dar patadas a las piedras. Ten en cuenta que cuando vayas por el kilómetro 46 y aún te falten otros tantos tu celebro necesitará alimento. Bueno, pues un libro es algo así como un power-shot pero con la diferencia de que te lo tomas antes de salir. Y además entretiene, así que son todo ventajas.
Siendo esto (como es) así, desde CxC -Sección disfruta y aprende- también recomendamos libros para personas como tú: gente despierta, dinámica y con ganas de convertirse en mejores personas. Y esta vez hasta nos hemos leído el libro antes. Va de un niño al que la vida le obliga a hacer un ultratrail con pinchos.
De la contraportada
Un niño escapado de casa escucha, agazapado en el fondo de su escondrijo, los gritos de los hombres que lo buscan. Cuando la partida pasa, lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente de aquello que le ha hecho huir. Una noche, sus pasos se cruzan con los de un viejo cabrero y, a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos.
Intemperie narra la huida de un niño a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. Un mundo cerrado, sin nombres ni fechas, en el que la moral ha escapado por el mismo sumidero por el que se ha ido el agua. En ese escenario, el niño, aún no del todo malogrado, tendrá la oportunidad de iniciarse en los dolorosos rudimentos del juicio o, por el contrario, de ejercer para siempre la violencia que ha mamado.
A través de arquetipos como el niño, el cabrero o el alguacil, Jesús Carrasco construye un relato duro, salpicado de momentos de gran lirismo. Una novela tallada palabra a palabra, donde la presencia de una naturaleza inclemente hilvana toda la historia hasta confundirse con la trama y en la que la dignidad del ser humano brota entre las grietas secas de la tierra con una fuerza inusitada.